Los gorriones comunes se han adaptado a todos los entornos, tanto silvestres como urbanos, pero rara vez se instalan lejos de zonas habitadas; son especialmente abundantes en las ciudades, donde suelen formar concentraciones numerosas. Nidifican en los lugares más insospechados: en las oquedades de los edificios, entre la hiedra de las paredes… Pueden aprovechar cualquier orificio para instalar a sus pollos.
Fuente: Mi primera guía de aves, de José Luis Gallego (La Galera)